domingo, 29 de marzo de 2009

El túnel de La Línea, un obstáculo menos


La siguiente noticia fue tomada de El Espectador:



El ingeniero que dirigió la obra cuenta cómo se logró conectar los municipios de Cajamarca (Tolima) y Calarcá (Quindío).

El túnel de La Línea tendrá 8,6 kilómetros de longitud.
Una tarde de enero de 2005 recibí una llamada de mis amigos del Consorcio ConLínea, para hacerme cargo del proyecto del túnel piloto de La Línea. La excavación del primer metro de túnel se hizo esa semana.
Sin pensarlo acepté el ofrecimiento, pues, fuera de ser un proyecto de máxima importancia para Colombia, era un sueño.
Se trataba de atravesar por primera vez una cordillera colombiana de lado a lado y se me convirtió en un reto.
El 15 de febrero estuve en el sitio de obra, es decir, en Armenia, y luego asumí la dirección del proyecto. Ya llevábamos excavados 40 metros del total de 8.600.
Había días que entraba con el turno, en el tren; muchos otros caminaba, observando la estructura de soporte ya colocada, la que le daba estabilidad al túnel.
Cuando salía del túnel con el turno, era corriente observar el alivio que muchos, los novatos, sentían al ver las montañas. Se persignaban algunos.
Parte de mi oficio era promover entre nuestros empleados, muchos de ellos campesinos de vida, las conductas seguras y dar explicaciones racionales sobre lo que ocurría mientras avanzábamos. Algunos aprendieron, otros siguieron confiados en un milagro que los mantendría vivos.
Un día, en el frente Tolima, entré a las 4:00 a.m. El frontón estaba a 4 kilómetros y estábamos pasando por una zona de rocas competentes pero fracturadas. Encontré a nuestros empleados asustados. Acababan de escuchar un ruido; hasta le pusieron nombre: el monstruo de la montaña. El supervisor de turno, Miguel Capote, y yo explicamos que la deformación comienza antes de excavar y que ese ruido eran las rocas moviéndose adelante del frontón. No quedaron convencidos, pero continuamos. Casi todos llegaron a conocer al monstruo de la montaña. Y lo domaron.
Sabíamos que íbamos a encontrar fallas, pero siempre nos sorprendían. Cuando creíamos que éstas no tendrían problemas, nos encontrábamos con verdaderos retos que logramos superar y cuando estábamos seguros de que venían momentos difíciles por acercarnos a unas de las 20 fallas que encontramos, ésta no nos generaba ningún problema, ni atraso.
El túnel era una gran incógnita, pero después de muchos metros de tierra, rocas y agua retirados, el equipo de operarios comenzó a marchar como un relojito.
La excavación por el frente Quindío tuvo que ser iniciada dos metros por debajo de lo proyectado. Esto generó cierta incertidumbre entre los trabajadores, quienes pensaron que no lograríamos el cale preciso, la unión de los dos frentes de excavación.
Pero la decisión fue exacta, ya que una vez que superamos los problemas en el terreno, iniciamos la corrección. En las montañas, frente a las entradas del túnel, colocaron bloques de concreto. Desde allí referenciaban la alineación de la obra. Dentro del túnel instalaban más puntos de referencia. Cada mes se hacían correcciones con los puntos en las montañas frente al túnel y anualmente se hacían ajustes de estos puntos, caminando y midiendo entre los dos portales.
Dos semanas antes del cale, ya sabíamos que todo estaba bien. Hasta que llegó el día. Abrimos un agujero con un barreno, que permitió observar de un lado a otro. Ese día ya estábamos tranquilos y empezamos a preparar el cale.
El jefe de turno cuadró todo, colocó a la gente en la zona de seguridad y procedió a encender la mecha lenta que iría a iniciar la detonación controlada.
En esos segundos sentí mucha satisfacción porque habíamos terminado la excavación sin ninguna fatalidad. Fueron 10 km de túneles: 8.500 metros del túnel piloto, 326 metros de La Estrella, 882 metros de Los Robles y 200 metros de Los Chorros. Cuando me di cuenta, estaba en medio de una nube de humo y polvo que me aturdió y me hizo retroceder.
Al fijar mi mirada al frente vi al otro lado mucha gente y después de unos minutos vi cómo se abrazaba y gritaba vivas. Logramos el cale perfecto, conseguimos abrir una puerta que tenía muchos obstáculos para permitir conectar a los municipios de Cajamarca (Tolima) y Calarcá (Quindío), mejor dicho, a dos parte de Colombia que durante muchos años han tenido que soportar el paso de La Línea.
Muchas de las personas que se fundieron en un solo abrazo no se conocían, habían trabajado del otro lado durante los últimos meses. La sonrisa de los operarios era la sonrisa de muchos colombianos que no pudieron estar en una obra que le abre otra puerta de esperanza al país.
* Ingeniero manizaleño director de la obra del túnel de La Línea.






Por: Germán Rueda *








5 comentarios:

  1. Buen dia Ximena...
    Este articulo muestra otra cara del proyecto ya que los otros solo dejan ver detalles de ingenieria y otros detalles muy generales, pero este a diferencia de los otros muestra una experiencia particular del ingeniero de esta obra tan importante para nuestro pais, y el hecho de que el cuente detalladamente las emociones vividas en cada uno de los momentos "trascendentales" hace que este articulo sea mas emotivo e interesante que los demas.

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  2. hola ximena
    me perecio interesante tu manera de narrar el proyecto, me gusto mucho la forma en la que expresaste todo desde el punto de visa y la experiencia del ingeniero.

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  3. hola xime:
    que interesante ver el punto de vista del ingeniero en este proyecto tan importante para nuestro pais igual que conocer las caracteristicas y las formas de construccion.

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  4. ES MUY BUENA TU INFORMACION YA QUE ES DIFERENTE A LAS DEMAS, PUES LAS MAYORIA MUESTRAN LO MISMO, MUY ORIGINAL DE PARTE TUYA MOSTRAR EL PUNTO DE VISTA DE EL INGENIERO, DE VERDAD ME GUSTO Y ME DIVERTI LEYENDO EL DOC.

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  5. hola:
    Me parece q elarticulo esta buneo ya q esta narrado por alguien q a estado presente en la obra , explica bn la obra y pues es diferente a lo q muchos publicamos

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